martes, 6 de julio de 2010

Heroes en la oscuridad

Dice un tango que “20 años no son nada”, y que gran verdad. Ya han pasado 28 años y parece como si hubiera sido ayer.
No ha pasado ni un solo día, sin que me levante por la mañana y lo primero que me viene a la cabeza es “Malvinas, Río Grande, año 1982”. Ya sé que entonces era una persona joven y que ahora las canas empiezan a notarse. No quiero decir que me haya estancado en esos años. He evolucionado como persona, he formado una familia, he hecho nuevos amigos, en definitiva nuevas vivencias que enriquecen a toda persona, como a muchos compañeros del B.I.M. 4.
Pero sin embargo, esos meses y las personas con las que tuve la suerte de compartirlos, en especial a los compañeros de San Juan, no he podido arrinconarlos en la memoria. Ya que todos los días están presentes en mi cabeza. Recuerdos que siempre han sido muy fuertes para mí, recuerdos que siempre me llenaban de orgullo, por hacerme sentir una persona no ya privilegiada, sino especial.
Sin embargo, y desgraciadamente, he podido descubrir como los políticos son capaces de vender su alma por un puñado de votos. Como, todo nuestro esfuerzo, puesto en defender unos valores, ellos se han encargado de convertirlo en mierda.
Tuve la suerte, tras muchos años, aproximadamente hace unos 7, de poder contactar a través de Internet, con mis antiguos compañeros del B.I.M. 4, y residentes en San Juan, (Sanjuaninos, personas hechas de una madera especial), y con uno de mis mandos durante el conflicto ( en esos años suboficial, y hoy día ya oficial, aunque desgraciadamente retirado, de una profesión que él amaba con todo su corazón) residente en Río Grande, por cierto una gran persona. Ellos me pusieron al corriente de todas las penurias y vicisitudes que estaban pasando para intentar recuperar el estatus de “excombatiente de Malvinas”, y recalco recuperar y no obtener, pues ya era nuestro, y nos quito por decreto un gobierno Argentino. Poco importa que gobierno fue, si luego ninguno de ellos ha sido capaz de rectificar tamaño error. Algo por lo que la historia les pasará factura. Incluso en años pasados, casi tenían que ocultar ante la sociedad la labor desarrollada durante la guerra. Después de prepararse para morir, casi tienen que pedir perdón por no haberlo hecho. Aunque gracias a Dios, y como Infantes de Marina que son, se han rehecho, y comenzado a luchar por sus derechos. Ya que los deberes no los han dejado de cumplir durante estos 28 últimos años.
Incluso me pusieron al día sobre algunos compañeros que no pudiéndolo soportar se habían suicidado. ¿Débiles de mente?, ¿ pobreza?, ¿no veían un futuro digno? Que bien le vienen a la clase política Argentina todas estas excusas. Será porque los hijos de los ricos no se suicidan. No, mis compañeros sencillamente se sintieron ninguneados, personas utilizadas. Igual que un pañuelo de papel, al que después de haber usado, no lo podemos enseñar a la gente, sino que por decoro hay que tirarlo a la basura, esconderlo. Lo diré más claro, el ORGULLO como persona de haber servido fielmente a su país, el ORGULLO de haber formado parte de ese ejercito, que un día junto al General San Martín, condujo a este país a su independencia, era sencillamente pisoteado.
Y sin embargo, todos ellos, ¿como me dijeron que les llamaban? a sí “movilizados” (Dios mío, que incultura, que pena), estarían dispuestos a poner sus vidas en peligro, si fuera necesario, por defender de nuevo este país al que aman tanto. No todas las personas son capaces de asimilar todos estos pensamientos encontrados, dentro de su cabeza. ¿Y acaso se lo podemos reprochar?
No hay nada peor para un país que una dictadura, y sobre todo una dictadura tan represiva como la Argentina. Pues a esa dictadura, estos hoy hombres, fueron la punta de lanza que ayudaron a su erradicación. Sin embargo no nos podemos dormir, ya que no solo la dictadura política es capaz de anular un país, ya que la dictadura de la corrupción, la dictadura del olvido, en definitiva la dictadura de la ignorancia, son un golpe en toda la línea de flotación. Sobre todo viendo como algunos, que hoy se autoproclaman defensores de la libertad y en otra época optaron por la violencia para defender sus posturas, gozan de todos los privilegios que la muerte de los héroes les ha brindado.
Resulta patético, por no decir repugnante, ver como los políticos avivan la llama del enfrentamiento entre los soldados destinados en Malvinas, y los destinados al Sur del Continente e Isla Grande. Demostrando una total incultura de lo que es una guerra. Guerra pésimamente planificada y cuyos únicos responsables son los más altos mandos militares. Algo de lo que a nuestros políticos les gusta hablar mucho, quizás para ocultar lo penosamente que ellos han llevado la postguerra. Esa lucha por ver quien hizo más o quien hizo menos, quien sufrió más o quien sufrió menos, es toda una mentira. Lo único verdadero es que hubo unos héroes, los muertos y heridos. Los demás estuvimos donde nos ordenaron y cumpliendo con nuestro deber. ¿Medallas de honor? ¡no! esas en una guerra perdida , solo son para los muertos. Para los demás solo son medallas y diplomas como recordatorios de la labor prestada al país. Pues vivimos, y como vivimos solo debemos exigir mayores responsabilidades. Responsabilidades que nos ayuden a rehabilitar al país. Todo lo demás solo es humo para ocultar lo único que le interesa a esta clase política, el dinero. Y ellos piensan que es su dinero y no el dinero de todos los argentinos. Por todo esto no permitiremos que se nos intente ocultar y olvidar. Gritaremos a los cuatro vientos nuestro orgullo. No queremos una pensión, aunque mientras no sean capaces de darnos otra alternativa se la reclamaremos con todas nuestras fuerzas. Señores dejen de vivir a costa de los demás, pónganse a trabajar, piensen en los Argentinos, en esa clase media que ha desaparecido, y que hay que volver a recuperar. En los pequeños y medianos empresarios, motores de la economía, y no solo en las grandes empresas. Ya que ellas por si solas no sacarán el país adelante. Conseguir para todos, un trabajo y un salario dignos, en lugar de tener que solicitar una pensión para sobrevivir, hecho que al final solo degrada a la persona. Una persona sana, tanto física como mental, debe tener no solo la obligación, sino el derecho de poder trabajar: por él, por su familia, por su país.
Mi orgullo sigue intacto, pero exijo que me devuelvan mi condición de excombatiente reconocido. Y si es necesario quédense con mi pensión (no porque me sobre el dinero, pero mi trabajo me permite vivir), para alguno que realmente lo necesite, que seguro que por su ineptitud para gobernar, serán muchos. Den ejemplo, y esto es para todos los presidentes habido y por haber, ¿porque no renuncian a sus pensiones vitalicias y a los beneficios y patrimonios obtenidos durante sus mandatos, por lo que se supone “servicios prestados a la nación”, por lo menos hasta que no se haya recuperado para los Argentinos la estabilidad tanto económica como espiritual?
Tengan muy, pero que muy presente, que los únicos que hoy en día pueden decir, “ Yo he servido a mi país, y he estado dispuesto a dar mi vida”, son todos los muchachos destinados al sur del famoso paralelo 42, durante el conflicto con Gran Bretaña en 1982.
En el escudo de nuestro B.I.M. 4, hay un Ave Fénix, y como ella, nosotros también resurgiremos. Conseguiremos con nuestros actos que nuestro país vuelva a resurgir en sus valores. Valores humanos, como la honestidad, el trabajo, el esfuerzo, el respeto, la amistad, y el honor de sentirnos argentinos de bien. Demostraremos a nuestros políticos que nosotros sí tenemos claro, que nuestra libertad termina, donde empieza la de los demás.
Muchachos, yo jamás os olvidaré, espero y deseo de todo corazón, que nuestro país tampoco.