Acción 1ª:
Cuando los dos hombres subieron al coche, que solo Dios sabe como habían conseguido, todavía no había oscurecido, y estaban convencidos de poder llegar a Río Grande, antes del toque de queda, y seguros de pasar antes de que se colocaran los controles en la ruta. Sabían a que hora se instalaban los puestos, y creyeron no tener problemas para llegar a su destino… Pero eligieron un mal día. Las nubes habían cubierto el cielo a mitad de tarde, lo que hizo que el día se oscureciera antes. De manera que los Infantes de Marina, se apostaron en sus puestos de control , antes de lo normal. Además las noticias de comandos operando en el Sur, ya no eran un secreto.
Cuando ambos hombres se dan cuenta de su error de cálculo, ya es tarde para dar la vuelta, de manera que continúan, esperando que esa luz que tienen delante no sea un control.
La tensión dentro del vehículo es máxima, y cuando ven que les dan el alto, el conductor aprieta el acelerador, al mismo tiempo que su copiloto le grita: “ GO, GO, GO”. Nada mas pasar oyeron unos disparos, y uno de ellos gritó: “ stay calm, go on, they shoot to the air, we´ll get lost in the darkness” (Tranquilo, continúa, son disparos al aire, nos perderemos en la oscuridad ). Pero en la segunda ráfaga de disparos, el cristal reventó, y el conductor pudo ver como la cabeza de su compañero saltaba por los aires. Ya que un proyectil del calibre 7,62, le había alcanzado de lleno. Los sesos se esparcieron por todo el vehículo. Cristales, puertas, asientos, techo…. El conductor paró y bajó del carro, gritando que se rendía y con las manos en alto, mientras escuchaba como las botas de los soldados retumbaban en la ruta, acercándose hacia él a toda prisa…….
Acción 2ª:
La madre le daba prisa a su hijo para que entrara en el coche, ya que quería llegar antes del toque de queda a Río Grande. La verdad es que no sabe en que momento se retrasó su viaje. O bien la despedida fue más larga de lo deseado, o cuando paró para echar nafta, o bien es que el tiempo se estropeó, y no pudo ir lo deprisa que hubiera querido. La realidad es que la noche se les echó encima, y comenzó a ponerse nerviosa cuando se dio cuenta que no llegaría antes del toque de queda.
Los nervios, y la tensión hicieron, al ver las luces en la ruta dándole el alto, que su miedo se transformara en pánico, de tal modo que sencillamente… se equivocó… y en lugar de pisar el freno, apretó a fondo el acelerador. Para cuando escuchó la primera ráfaga de aviso, ya era tarde, dio un grito, y su hijo que iba dormido a su lado, se despertó, y se incorporó al mismo tiempo que un proyectil ,calibre 7,62, de la segunda ráfaga, alcanzaba al vehículo y seguidamente su cabeza. Esta reventó, haciendo que todo el coche, puertas, ventanas, asientos, techo, se llenaran de los sesos que saltaron por los aires. La mujer ya histérica, logró detener el auto, y agarró a su hijo en brazos, rota de dolor…. Mientras… en la oscuridad … resonaban las botas de los soldados acercándose a toda prisa….
Acción 3ª:
El pelotón que debía hacer la primera guardia, y por tanto montar el puesto de control, fue llamado antes de tiempo. Ya que las noticias de comandos que querían operar en el Sur, y teniendo como objetivo el aeropuerto de Río Grande, eran ya un hecho, y había que estar alerta. Los controles habían dejado de convertirse en algo rutinario, estábamos en medio del conflicto...
... El pelotón se encontraba ya hacía rato en su puesto. Las órdenes eran de estar muy atentos a cualquier ruido, movimiento o vehículo extraño. Por eso cuando vieron acercarse al carro, todos se colocaron en posición, dispuestos a detenerlo y pasar la inspección del mismo, ya que el 100% de los carros debían ser inspeccionados. Hay que pedir documentación y verificar de donde vienen y adonde se dirigen. Ante cualquier duda había que avisar a la patrulla motorizada para que los acompañaran hasta la base de Río Grande... El compañero se colocó en medio de la ruta haciendo señales hacia el vehículo con la linterna para que se detuviera... Pero sin dar tiempo a pensar todo se volvió una locura... El carro no solo no paró, sino que aceleró, pasando por donde se encontraban, a toda prisa... Ya todo fueron gritos y órdenes… Al mismo tiempo que la radio notificaba que un vehículo se había saltado el control y se dirigía a toda velocidad hacia Río Grande, otro compañero disparó al aire una ráfaga de advertencia con su FAL... En ese mismo instante por la radio alguien preguntó: “ ¿Se puede verificar que un grupo de comandos ingleses se dirige a Río Grande?… Pero no hubo tiempo para contestar...Viendo que el auto no se detenía, otro compañero ya apostado, recibió la orden de disparar... Apuntó, disparó y el vehículo se detuvo. Acto seguido corrieron hacia el auto, gritando que salieran con los brazos en alto. Por todas partes se oían gritos…. Uno de ellos se acercó a la puerta del copiloto, apuntando con su arma hasta que comprobó que el ocupante no se movía... Entonces abrió la puerta y se asomó…. pero no estaba preparado para lo que vio… solo tuvo el tiempo justo para apartarse y vomitar todo lo que llevaba dentro, a un lado de la ruta…..
LA GUERRA…SÍ… esto es la guerra, alguien debe morir, para que otro viva. Esto no son las islas, es el sur del continente. La sensación de estar en medio del conflicto, la sensación de luchar por algo, la sensación de miedo, el nerviosismo, la preocupación por la propia vida, eran exactamente igual para todos. Estuvieran en las islas o en el sur del continente. Los ingleses ya nos habían demostrado que lo de la zona de exclusión era pura mentira, recordemos el Belgrano. No existía tal zona de exclusión, todo el sur y las islas formaban el mismo teatro de operaciones.
Y para un soldado que está en el frente, delante solo está el enemigo.
Según la versión que elijas de esta historia, que por cierto es real decidas lo que decidas, el soldado sencillamente es un “héroe” por haber dado muerte a un “comando ingles”, o bien todo lo contrario, “un asesino”, por no comprobar que dentro del auto iba un “pibe”, con su “madre”. Pero claro, elijamos lo que elijamos, lo hacemos ahora, con la tranquilidad que nos da la paz que respiramos. El soldado en cambio no tenía nuestra suerte. Él se encontraba en pleno Frente de Batalla. No podía decidir, todo lo que debía hacer era actuar. Su vida y la de sus compañeros estaban en juego.
Él entregó toda su persona por una causa, por un país. Estuvo donde le dijeron e hizo lo que le mandaron.
Y desde ese momento y durante toda su existencia, no pasará ni un solo día, sin que los fantasmas de lo que vivió y vio, le dejen tranquilo.
Si los recuerdos y el dolor le han corroído las entrañas, entonces ya estaría muerto antes de suicidarse. Y si ha tenido el valor y la fuerza de asumir lo vivido, entonces tendrá que vivirlo en soledad. Ya que… ¿Quién iba a creerle?... si no estuvo en las islas… el… no estuvo luchando en lo que dicen era el frente….. él… no es un excombatiente.