martes, 14 de diciembre de 2010

HEROES DE GRITVIKEN, PARIAS DE RIO GRANDE (7ª PARTE)


Soldados Batallón de Infanteria de Marina nº 4

          La patrulla estaba lista. Dimos un último vistazo a nuestro uniforme (ya que se esperaba una noche muy fría), y a nuestro armamento y munición. El camión nos esperaba para trasladarnos hacia nuestro destino, la ciudad de Río Grande. Las últimas informaciones apuntaban a que un comando inglés pretendía infiltrarse en nuestras líneas par atacar posiblemente el aeropuerto e inutilizar los aviones que allí se encontraran. Acá tengo que decir, que esto es algo que nosotros vivimos en primera persona, y me llenó de extrañeza que un tiempo después de terminada la guerra, la prensa sacara a la luz la operaciones secretas británicas en el sur del continente, como si hubiera sido algo desconocido durante el desarrollo de la misma, y bien sabe Dios que eso no fue así.
          Por eso, cuando esa camioneta con las luces apagadas intento esquivarnos por las calles de la ciudad, nadie nos hubiera podido convencer que no eran ellos. Comenzamos una persecución por varias calles. Y en un momento determinado decidimos separarnos, de tal forma que, sin pensarlo, y sabiendo de antemano lo que debíamos hacer , saltamos del camión en marcha y nos dividimos en dos grupos, con la intención de acorralarlos. Éramos tres pelotones, de tal forma que mientras dos de ellos corrían para cerrarles el paso, mi pelotón junto al cabo 2º, jefe de la patrulla, corrimos en dirección a la camioneta, saltando vallas y jardines de las casas que se encontraban en nuestro camino. En la oscuridad de la noche, nuestras botas resonaban en el suelo. Oíamos con toda claridad nuestra respiración. Como si no hubiera nada más a nuestro alrededor, excepto nuestros propios corazones retumbando como si estuvieran dentro de una caja.  Pero no se piensa, solo repites instintivamente todo lo que has aprendido. De la misma forma que cuando andas mueves los brazos al caminar, no lo piensas, únicamente actúas.
          Por fin, los otros dos pelotones consiguieron cortarles el paso, ellos quisieron dar la vuelta, haciendo girar la camioneta, pero nos vieron llegar y entonces se quedaron cruzados. El cabo junto a dos compañeros avanzaban por el medio de la calle en dirección a la camioneta para proceder a su identificación. Mientras otro compañero tomaba posiciones en un lado de la calle, yo, que avanzaba por la derecha tomé posición en el porche de una casa. Acto seguido apunté con mi arma al que se encontraba a la derecha de la camioneta. Al menor movimiento sospechoso era hombre muerto. Allí estaba, lo tenía en el punto de mira, la adrenalina ya había hecho su trabajo, ahora me encontraba tranquilo, no quería matarlo, y sin embargo, estaba deseando que sacara un arma. ¡Maldita sea! ¡Dame una excusa! Lo miraba a través de mi arma, al mismo tiempo que escuchaba a mi superior pidiendo papeles, documentación, identificación. Nuestras vidas dependían de que no perdiéramos la concentración…. El dedo estaba en el gatillo… cualquier movimiento o ruido extraño y aquello podía terminar en un desastre.  Justo en ese momento, la puerta de la casa en la que me encontraba se abrió y toda la luz de la casa iluminó mi cuerpo… Y no sé quien se asustó más, si la señora que se asomó o yo.  Aquí puedo decir, que, sí, estábamos preparados. Sin desviar la mirada, le ordené que se metiera dentro y cerrara la puerta. Obedeció en el acto….. Pero eso delató mi posición, ya que pude ver que la persona a la que apuntaba me miró, quizás no a mí en concreto, pero sí hacia donde yo me encontraba…. No me di cuenta en ese momento pero puedo decir que esa noche, fue cuando dejé de ser un muchacho conscripto para convertirme en un soldado. Mi preparación había sido buena, no tenía que pedir más.

         
          -/- 21 de mayo: Se produce el desembarco ingles en San Carlos.  Comprendí que nuestras fuerzas formaran un cerco de defensa sobre el aeropuerto y Puerto Argentino. Comprendí que los ingleses efectuasen un desembarco alejado para atraer y dispersar nuestras fuerzas de su ubicación y así efectuar los desembarcos previamente ya prefijados según estas se movilizaran.   Inglaterra tenía y disponía de los medios suficientes por mar y aire de movilización. Mi patria carecía no solamente de ellos, sino que tampoco contaba de los suficientes para repeler por tierra los desembarcos. Nunca sabría cuales los reales y cuales los de distracción. La geografía isleña ayudaba a la gran potencia naval inglesa.  “Así que sinceramente” creí que para eso estábamos nosotros, seríamos los elegidos para efectuar el contraataque en San Carlos, y si este fuera replegado para contraatacar en otra posición; nuevas fuerzas efectuarían las próximas misiones. Nosotros quedaríamos en posición de contraataque hacia ellas. En caso de poderío absoluto y total del enemigo y aniquilamiento de nuestra fuerza aérea, las islas podrían convertirse en una terrible guerrilla convergente toda hacia Puerto Argentino.  Teníamos Fe ciega en nuestro destino, nos considerábamos como que las habría iguales, pero no mejores preparadas que nuestra brigada, ni en nuestras fuerzas ni en las del enemigo. No obstante siempre creímos que ante un golpe de desastre el “go-back-home” del aniquilante desastre del Sir Galahad es valido para toda fuerza en acción.  Los ingleses esperaban una muy interesante batalla en la que seríamos mutuamente, diezmados sin miramientos. A más valor más hermosa la victoria, y más digna la derrota.  Hay batallas en las que se inventa el valor del enemigo, y se oculta la cobardía en la rendición. En otras se idealiza el poder y valor del atacante y en ello el vencido oculta su vergüenza.  Es a veces una situación equitativa entre partes silenciosa y no acordada, entre partes en la acción.
            Ahora sí, ¡¡ El moriremos o venceremos!! no son palabras lindas, son palabras que expresan estados de ánimo en batalla. Y solo en batalla tienen sentido. El moriré pero no me venceréis, es un estado de ánimo que uno ha ido adquiriendo no sabe como, sabe uno que está dispuesto a pelear mientras viva. Sabe pues que sin victoria no podrá sobrevivir, o mata y vence o lo matan. Eso es sabido solo por aquellos que fuimos formados exclusivamente para las primeras líneas de peleas. Y si algún miembro de las fuerzas armadas, tierra, marina y aire, poseyendo medios de combate fueron derrotados, por más valor demostrado en sus acciones, “viviendo”, hagan un examen de conciencia, “unifíquense”… y aunque no mas sea en el cruce de la 9 de Julio y Avda. de Mayo, frente a los horizontes Congreso- Casa Presidencial, levanten un simple arco y a sus pies  “pongan una llama eterna” a los caídos, y a sus pies ofrezcan en su memoria los galardones recibidos que no les corresponden “pues viven”. Solo acepten los cargos que a sus acciones les correspondan, pues esos cargos, en lo militar y en lo civil, es lo que les proporcionará en derecho, nuevas “responsabilidades”. – Al que sobrevivió en las batallas no ganadas solamente caben medallas de recordación o diplomas en recuerdo a presencia en la acción. “Los sobresalientes en ellas “vivos”, acepten cargos de mayor responsabilidad, pero jamás medallas al valor, que solo pueden obtenerse, en una batalla perdida, los  muertos en combate”.

            ./- Mayo 1982, el mes más glorioso para la patria en coraje y valor.
            La fuerza aérea dio, al mundo, un ejemplo de hasta donde una mente preparada y guiada por un alma sana “puede llegar”.  Muy triste fue ver como salían “seis” y volvían “cuatro”, o salían “tres” y volvían “dos”.  Nuestra fuerza naval en sus hazañas, su gloria y su valor inundaban nuestras almas de espíritu de victoria. Jamás nadie podrá vencernos, el ejemplo fue demasiado puro. Yo creo que en los momentos más críticos nuestras miradas brillarían obsesionadas idealizando al máximo la fe en nuestra misión. Jamás sabrán aquellos valientes, caídos en misión, la fuerza de su ejemplo en nuestras almas. “Ellos”, cambiaron nuestros destinos, “Ellos” dieron fuerza a nuestro valor. La anulación del “Sheffield”, fue la salvación de nuestra base aeronaval en Río Grande, y el enemigo, en la comandancia, Woodward, vencida en sus planteamientos iniciales, se vio obligado a corregir tácticas y dedicarlas por entero a  las Islas Malvinas.  – El hundimiento del “Atlantic Conveyor” dio un respiro a la gobernación Malvinas, que con el hundimiento del “Antílope”, hicieron desistir de un desembarco directo, exclusivo, a Puerto Argentino.
BIM 4 Cambiando posiciones en el frente de Río Grande
          La tierra estaba helada, y aunque estábamos bien equipados, al estar tumbados cuerpo a tierra, no era suficiente para evitar que el frío se notara a través de las parcas.        Como jefe del primer pelotón debía estar atento a las órdenes de nuestro jefe de grupo para transmitirlas al resto de los hombres.  Nada fuera de lo normal, ya que era lo que tenían que hacer el resto de los jefes de pelotón.  Había que estar pegados al suelo, ya que el pasto solo era lo suficientemente alto para cubrirnos cuando estábamos totalmente pegados a la tierra, de tal modo que el maldito casco no facilitaba las cosas, ya que entorpecía nuestro ángulo de visión.  Pero mientras no fuéramos avistados las órdenes eran por señas y había que estar atentos. ¡Primer pelotón avanzar al frente y a  la izquierda!, ¡ Segundo y tercer pelotón avanzar al frente a la derecha!, ¡Al frente!, ¡Zigzag!, ¡Al suelo!. Los movimientos debían ser matemáticos,  milimétricos,  si te cruzabas,  el compañero que tenías detrás, te podía volar la cabeza. Todo repetido hasta el infinito.  ¿Cansados?,  ¿Hartos?,   ¿Miedo?…. Las sensaciones son extrañas,  contradictorias. Ahí estás,  tragando tierra,  tragando adrenalina,  hace un frío del demonio y sin embargo te estás tragando tu propio sudor.  Miras al cielo y está nublado,  pero no te das cuenta y piensas, ¿será esta una de las últimas veces que lo vea?.  Pero sigues avanzando, no hay tiempo para responder.  Hace frío pero la sangre te hierve, necesitas vengarte.  Los nombres de los muertos en combate se agolpan en tu cabeza.   Primeras noticias: “Los ingleses desembarcan en San Carlos”, “La aviación intenta pararlos, pero como es normal no es suficiente”. Nosotros todavía pensábamos que la victoria era el objetivo,  por lo tanto,  lo teníamos claro,  ahora era nuestro turno.  Todo el cuerpo temblaba y no sabías si era de frío o de miedo.  Seguíamos sin tener tiempo para responder, había que seguir adelante.  Corrías,  te arrastrabas.  Las rodillas, los codos, todo se hacía mierda, pero no importaba mientras el arma siguiera en nuestras manos.  Quien nos lo iba a decir, un instrumento que solo sirve para matar (como ya me lo había demostrado), y sin embargo, en ella confiábamos para salvar nuestras vidas.  Todo era un torbellino, la locura estaba servida.  No era necesario comprender, no era necesario explicar nada.  La única verdad, es que si queríamos sobrevivir a toda la locura de la guerra, solo había una manera, y era siendo los más locos de todo el manicomio.   Aún hoy cuando lo pienso fríamente, creo que de verdad estabamos más locos que las putas cabras (esta frase de “estar más loco que una cabra”, ya sé que es una gallegada, pero bueno soy "El Gaita”, que le vamos a hacer).
          Los combates se sucedían, y nuestra preparación no podía ser mejor.  Cuando de repente, llegó lo inesperado: “Puerto Argentino se ha rendido”. Pero………, y………, ahora es cuando………. Llegamos a comprender la situación, pero entenderla…… maldita sea, entenderla era algo imposible.  Tan imposible como querer explicar hoy en día, nuestras sensaciones en esos primeros momentos…….

            -/- 21 de mayo. La acción enemiga, observada la débil resistencia, al desembarco tanteo, lo convirtieron en base principal y masiva de operaciones.  Fue relámpago para el mando ingles en operaciones, darse cuenta de la total debilidad de las fuerzas terrestres argentinas, carentes totalmente de movilidad y medios de ataque aéreos directos y rápidos. El continente, en esas condiciones, sería una vez afirmada tierra, fácilmente controlado.
            Ellos conocían, sabían y así lo querían, que habían sido inmediatamente avistados y controlados en su sorpresa de desembarco, y al no ser de inmediato contraatacados en un fulminante contragolpe aéreo y decisivo de anulación, incluida infantería aerotransportada, - la aviación sola, no influye decisivamente en una retirada de invasión, más si el atacante es fuerte para controlarla y hasta rechazarla-, vieron la total debilidad en resistencia de ataque e inmunemente convirtieron la cabeza de playa en base principal de abastecimiento y reten de operaciones en tierra.. (Cambiados a más largo plazo sus programas de operaciones, aceptaron las facilidades del enemigo argentino y optaron por operaciones de aniquilamiento escalonado a menor costo de vidas para ellos y mayor sufrimiento y aniquilamiento moral a las fuerzas cercadas, sin posibilidad de retirada).
            Puerto Argentino, no contaba con medios de aerotransportación de ataque, repliegue, y contraataque. El ataque, una vez avistado, indefectiblemente, el contraataque debía de haber llegado desde el continente, y de ello no ser factible, solo cabía crear un cerco sobre Puerto Argentino, y realizar una resistencia hasta la aniquilación total de la fuerzas argentinas.- SIEMPRE QUE LAS FUERZAS DE TIERRA SE HALLARAN PREPARADAS PARA ESE FINAL.  Pero Darwin dio un ejemplo de lo que llegaría a ser Puerto Argentino, de cómo una fuerza de tierra sin medios aéreos de movilidad, para el contraataque por retaguardia del atacante, sin medios navales potentes para la defensa y sin medios costeros adecuados para su defensa,  de cómo una posición aislada de fuerza de tierra, no importa su número de hombres, atacada sistemáticamente por aire, tierra, y por potentísima fuerza naval, en estas condiciones solo cabe la rendición o el aniquilamiento defensivo total. Así cayó Darwin, el continente los abandonó a su suerte. Así cayó Puerto Argentino.  ¿Qué quería la fuerza gritona, plazotera y cobarde?, ¿Qué no habían sido informados?, ¡¡ Faltaba cultura moral, reacción moral y futuro moral!!- Así de sencillo… ¡Solo eso!
            -/- Un Infante, puede exigir una derrota en el valor, pero no puede juzgar la resolución de sus comandantes. “Ellos”, solo ellos, conocen en cada situación, en operación militar presentada, la capacidad material y humana, y el porcentaje de probabilidades factibles ante cada acción de esta naturaleza. Algo, si, había claro y definido, “la batalla Malvinas estaba perdida”…(continúa)

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